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Revelar un truco de magia, el dilema de muchos magos

Aunque muchos ya no crean en ella, la magia nos sigue rodeando a todas horas, en cada momento. Los magos profesionales se encargan de demostrarnos que todavía hay cosas que no podemos explicar ni entender, y se esfuerzan por mantener viva la llama del asombro y la ilusión en el público. Todos sabemos a estas alturas que los magos son más bien ilusionistas, de hecho. Personas que consiguen crear ilusiones ópticas o sensoriales para que cosas aparentemente imposibles sucedan ante nuestros ojos. Es como un acuerdo tácito que tenemos con ellos cuando vamos a verles actuar. No es que queramos que leviten realmente o que conviertan cualquier objeto en un bonito conejo dentro de su chistera. Lo que buscamos es maravillarnos con sus trucos, sin poder saber cómo lo han hecho. Esa es la verdadera ilusión, el no ser capaz de conocer la forma en la que se ha desarrollado el truco.

Los ilusionistas y magos profesionales desarrollan multitud de técnicas para despistar al público, para atraer su atención al lugar que les conviene y conseguir, de esa forma, que no estén pendientes de lo que realmente importante, de lo que sucede por detrás, cuando la otra mano está llevando a cabo el truco. Por eso los grandes magos siempre han sido personas con mucho carisma, con una capacidad increíble de llamar la atención del público y maravillarles con trucos pequeños, mientras el truco más grande se está desarrollando ante sus narices sin que se den cuenta. Sin embargo, a veces hay gente que le pide, por orgullo propio o por simple curiosidad, que desvele su truco. ¿Es algo que un mago debería hacer? Sería como romper su propio secreto, quedarse desnudo ante el público… ¿Cómo debemos enfrentarnos a esta situación?

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Ilusiones ópticas, así funcionan

El ser humano, como casi cualquier ser vivo del planeta, basa su conocimiento en aquellos estímulos que recibe a través de los sentidos, y que luego su cerebro es capaz de identificar y explicar. Aprendemos a leer a través de la vista, a hablar y a escuchar por el oído, entendemos todo lo que ocurre a nuestro alrededor y somos capaces de actuar en consecuencia por los propios estímulos que nos están llegando. Sin embargo, fiarnos al cien por cien de nuestros sentidos puede ser también algo peligroso, porque no son perfectos. Ya no estamos hablando de tener una vista mejor o peor, sino de cómo a veces nuestros sentidos se confunden por nuestro propio cerebro, que no capta bien las señales o que simplemente, las confunde.

Podemos conseguir engañar a nuestro cerebro a través de diferentes fórmulas y trucos, y básicamente eso es lo que se hace con las ilusiones ópticas. Utilizadas desde hace mucho tiempo como trucos de mago o prestidigitador, en los últimos años han tenido una nueva forma de vida como memes de internet, enviándose a través de páginas y grupos para lograr confundir a la persona que las veía. ¿De qué color es el vestido? ¿Cuántos cuadrados cuentas en la imagen? ¿Qué figura es más grande? Este tipo de ilusiones juegan muchas veces con la perspectiva de nuestros sentidos, especialmente con la vista, y su estudio es tremendamente interesante porque nos desvela la facilidad con la que podemos engañar al supuestamente infalible ojo humano, echando por tierra incluso esa afirmación de “yo solo me creo lo que veo”.

David Copperfield, una auténtica leyenda dentro del mundo del ilusionismo

Para todos aquellos que siguen pensando que la magia no existe, nada mejor que conocer al gran David Copperfield para tener que tragarse sus palabras. Dentro del mundo del ilusionismo, el mago estadounidenses es seguramente una de las figuras más reconocidas a nivel mundial, no solo por su talento como mago y prestidigitador, sino también por la fama que ha logrado alcanzar a lo largo de su carrera. Apareciendo en televisión desde muy joven, está claro que Copperfield ha sabido llevar la magia a un nuevo nivel, desde el punto de vista de lo comercial y la popularidad que ha logrado generar con sus trucos más famosos.

Amado por muchos, odiado por otros tantos, el peso de la fama también ha hecho estragos en la figura de Copperfield, cuyo mayor apogeo llegó en la década de los 90, convertido en una auténtica estrella del rock y alcanzando una popularidad de la que muy pocos magos han podido disfrutar. Su forma de presentarse, sus espectaculares trucos, su pasión por llevarlo todo más allá, le ha permitido ganar infinidad de premios, entre ellos varios Emmy, por sus programas de televisión, e incluso batir más de una decena de Record Guinnes, convirtiéndose probablemente en el mago más destacado de toda su generación, y uno de los más importantes de todos los tiempos.

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Prestigiditadores famosos: ‘Jean Eugène Robert-Houdin’ el padre de la magia moderna

Si existe alguna historia impresionante con respecto a los grandes ilusionistas y prestidigitadores del pasado, esa es la del francés Jean Eugène Robert-Houdin, un relojero con una gran pasión por la construcción de autómatas y mecanismos que se adentró en el mundo de la magia por mera casualidad. Algo que sin duda cambió el destino de esta profesión, que para aquel entonces no poseía una gran reputación.

Y es que, en ese momento la magia era una disciplina oscura en la que muchos de sus representantes aseguraban tener auténticas capacidades sobrenaturales, pero realmente estos parecían hechiceros de aldea que con vestidos muy vistosos lograban engañar a las personas para robar su dinero. Esto fue algo que Robert-Houdin quiso cambiar, y lo logró, por lo que actualmente podemos disfrutar de espectáculos de magia muy bien elaborados y elegantes. Por esto y muchas cosas más su historia inspiró a muchos otros ilusionistas que comenzaron a usar traje y chistera en sus presentaciones, algo por lo que se le conoce como el padre de la magia moderna.